viernes, 7 de diciembre de 2012

Escribo tapando los espejos. Leo y no me encuentro en esas letras.
La puerta nunca fue tan inalcanzable para salir corriendo.
Ni con la ventana abierta puedo respirar.
Ya no se si te lloro a ti o me lloro a mi. Ya no sé como llorar.
Las lágrimas se secan en mi iris y mis labios se vuelven amarillos
y desaparezco durmiendo junto a los recuerdos.
Esta vez me encierro. Y quiero que venga tu fantasma a cogerme de la mano.
A llevarme contigo.
Te vuelvo a oir, a imaginar, cuando era tuya, a llorar. 
Ahora pienso en el pecado, que nunca vas a ver. Y me lloro a mi esta vez.
Pienso en mi pecado y te odio a ti un rato.

Cuando me obligaste a tragar esa fruta. Pero nunca a ti.
Sigues sin ser tu.
Hasta darme cuenta que no eres tu.
 Y la que eras tú ya no es nosotras, y esa que fuiste tú se volvió un ustedes
ustedes, doloroso y nuevo para mi.
Y el ustedes y el nosotras se entrelazan y se unen
Entonces se transforman en yo.
Yo me vuelvo fuerte entre el polvo
Una reina gélida que solo sabe de horas y recuerdos helados,
Sabes que queman pero son tan fríos que ya no sientes.