miércoles, 14 de noviembre de 2012

Mariposa Narcisa


    Según la mitología griega el amor que profesaba Narciso hacia su propio reflejo fue causa de una maldición por su arrogancia, vanidad y la frialdad que este mostraba ante un amor no correspondido. La Ninfa Eco  estaba profundamente enamorada de Narciso, pero esta había sido castigada por la diosa Hera, y solo podía responder las palabras que se le dijesen, por lo cual nunca pudo confesar el inmenso amor que sentía por el hermoso Narciso, sin embargo un día Narciso se perdió en el bosque y asustado gritó: “¡¡ ¿Hay alguien aquí?!!” y desde los arbustos la ninfa Eco le respondió: “¡Aquí, aquí!” Narciso le dijo “¡Ven!” Y Eco salió con sus brazos extendidos hacía el diciendo “Ven”, pese a esto Narciso rechazó a Eco y la lastimó cruelmente, Eco desolada se escondió en una cueva hasta que se consumió en su dolor y no quedo más nada que su eco. La diosa Némesis, diosa de la venganza, hizo que Narciso se enamorara de su propia imagen en un hermoso y azul estanque de agua cristalina para que así sintiera el dolor de un amor no correspondidos, Narciso incapaz de apartarse de su propio reflejo acabó lanzándose a las aguas azules y murió ahogado. En donde se hundió su cuerpo creció una hermosa flor que le hizo honor a su nombre. 

Eres tan narcisa que escribes y luego cuando te vas a leer, te lees y te relees y te acostumbras a tus errores".

Tú, tu perfecta y narcisa mariposa y la ignorancia que las sucumbe a ambas.

  Yo no sé mucho sobre mariposas, pero sabía que ella era realmente especial, cuando éramos orugas solía esconderme entre las hojas verdes olivas y naranjas para verla jugar en el agua, ella nunca supo que algún día volaría junto a mí, que yo estaba destinada a ella, o que ella estaba destinada a mí, o que simplemente sucumbiríamos al destino y estaríamos juntas en ese simple azul que nos esperaba. Un día deje de verla, tenía mucho miedo de no verla más, de no saber por qué había castigado a mí  existir con tanta carencia de ella, me sentía realmente perdida, todo era oscuro y vacío solo se escuchaba mi eco, y ella no me correspondía, ya no veía al azul con emoción, solo lo veía como un augurio de ausencias. Amaneció y finalmente yo me estiraba para entregarle mi alma al azul, volaba y me sentía más libre que nunca, podía ir a donde quisiera, mis alas tenían un hermoso verde oliva y seis auroras que formaban una flor azul turquesa con el corazón naranja, era como recordar aquellos días cuando la veía entre las hojas e imaginaba un día volar juntas en el azul infinito que se abría en ese entonces con tanto anhelo, era ella en mi, hermosa entre las verdes hojas, amaba mis alas, sentía que esa flor entre mis alas era ella, ella siempre iba conmigo. Y así aleteó en el inmenso azul y fue eternamente feliz ignorando la maldición que le acompañaba.
Britanny Noapte.