Las hojas cambian de colores... comenzamos, terminamos y terminamos y terminamos de nuevo.
lunes, 21 de enero de 2013
Por hoy se acabó la poesía.
Yo nunca le pertenecí, por qué ella nunca me tomo de la mano. Quería que me gritara, y me reclamara, que me dijera que me amaba, quería saber que le importaba, ella simplemente me dijo que no quería saber nada. Que no quería saber nada de mí, yo quería ser de ella, quería sentirme suya, era como una muñeca con el cabello cortado y un ojo rayado, de esas que nunca miran las niñas y dejan tiradas en el suelo. Y sí que estuve tirada en el suelo, y allí yo quería dejar de existir, no no quería, si quería, le pedía a Dios y me volvía egoísta vaya que no entendía, quería que pasara el tiempo y verla en cuatro años, no, no quería volver a verla nunca más, tal vez ella aprendería de sus errores así como yo había aprendido de ella, tal vez encontrase a alguien menos rara en el futuro, quería inventarla por siempre y que sus encantos siempre me hicieran recordar. Soy como una serpiente que ha perdido su piel, y la víbora que yo vestí nunca se vio más desnuda.