domingo, 24 de febrero de 2013


Cuando te sientas a oír tu verdad en sus labios de arándano es como si te amarraran a una silla, y te dieran cincuenta mil cachetadas y te dijeran una verdad tras cada cachetada, dura, fría y cruel, tallada en piedra. Y no puedes salir corriendo por que estas amarrada, y la ironía más grande se desvanece al saber que la persona que te abofetea es quien dice amarte. Al final odiaras esta historia y me veras sin saber quien soy, pero mi identidad quedara grabada en la palma de tus manos y mis razones se te borraran junto a mi labial.Yo ya no te querré besar, y no te querré escuchar, sin conseguirte podré seguir cerrando los ojos e imaginar donde estás, sin mirarte me dolerán demasiado tus razones para contarte mi verdad.

Y después, eventualmente, reinará el silencio y el perdón.