Ella dijo que aprendería la lección, la pondría en práctica cuando yo no estuviese en su vida, aprender de nuestros errores, eso era. Y tal vez en mucho tiempo me recordarás por mis errores, y entre tanta lágrima ya no podré tomarte de la mano, formando ese arco que nos unía como en una danza calmada, cuando te tendía mi mano sobre tu pierna y tu dejabas caer tu mano encima. Era todo verdad cuando desperté esa mañana y pensé que quería pasar el resto de mi vida contigo, que no necesitaba nada más que tu cuerpo servido en una bandeja con fresas por la mañana, no sabía lo que era vivir en la oscuridad hasta que me fui a dormir sin darte las buenas noches. Y la verdad es que me encanta decir que estoy ocupada cada vez que escribo para ti, pero tuve que pasar 50 minutos llorando sobre mi almohada para decidirme a ordenar una idea. Siempre que lloraba temblaba como una pequeña bebé sin unos brazos que la sostuviesen, odiaba eso, odiaba llorar y ponerme así, una versión mutante entre la chica de rosa y una prostituta enamorada de un mafioso, por qué claro esta que de inocencia y de puritana no tengo mucha, o tal vez sí, escondida en mi sexo, pero como ilusa podría ganarme un premio concedido por tu respiración entrecortada. Todo me enferma, me aburre, me fastidia, quisiera que nunca amaneciera, pero en cámara lenta veo como pasan las horas y se hace de día, como sueño contigo por 15 segundos descontinuos que me bastan para imaginar que estas conmigo, y que solo con darme un beso todo se siente como si fuésemos a estar bien, pero la verdad va más allá de tus labios paralelos al abandono, y no puedo evitar esos minutos que no respetan la tristeza y me tocan con tus detalles, cuando te extraño.
Y allí estaba yo con mi cariñosa lengua amenazante, iniciando el mismo ritual que tú, y empezaba con mi danza a colarme entre tus piernas, mientras tu ensayabas un discurso ya montado, sacando toda tu rabia y decepción. Y comienza mi rol de dócil postrada en tu indiferencia frente a tu espalda, pensando para que el tiempo no me encierre, creando historias para nosotras y haciéndolas parte de mi vida. Las promesas rotas se secuelan en tus costillas y el frío helado e insoportable de esta mañana me prohíbe pensar. En estos días venideros que te darán la bienvenida desfilaran nuevas caras, olores ajenos que poco a poco y sin parentesco de por medio se harán más familiares a tus sentidos. Yo con fortaleza crearé mi mañana, y perdona que sea tan mala para las despedidas, prefiero deshacerme de expectativas. Como un tempano que puede derretirse, como agua que puede evaporarse, y así de sencillo volver a respirar, aunque no sienta nada en mis pulmones.
Contigo aprendí que el tiempo es solo una de las tantas máscaras que usa el destino para confundirnos y hacernos creer que es algo serio, me rehusaba a creer que todo estaba escrito, y que no puedo salirme de las lineas y buscar un final feliz, aprendí a asumir que puedes amar mucho a una persona pero que ni aún así puedes tener la seguridad de que las cosas saldrán bien, que a veces es mejor terminar antes de que se incendie la ciudad, para poder salvar los momentos felices. Que por más que lo intentemos las circunstancias y las personas están puestas en el lugar determinado y no podemos hacer más que seguir el libreto, y es allí cuando te toca tomar decisiones o mejor dicho tomar la tijera y cortar esa cinta llamada tiempo. Y esa idea de "tal vez en otro momento de nuestras vidas" es el consuelo más mediocre para el amor no consumado pero ¿ Y si no hay otro momento? ¿ Y si no nos queda nada más que el día de hoy? Y te conozco, y sé que no nos queda más que el día de hoy, y ahora que lo pienso nunca nos prometimos eternidad, pero me bastó hacerte el amor y sostenerte en mi regazo para prometerte mi vida ¿Sabes que duele? No poder amarte, no poder besarte, no cuidarte y sentir tus pestañas besándome el cuello. Todo se trataba de ti, de mi necesidad de darte mi amor, de tomarte el rostro y decirte "mi amor", y sentirme tan realizada por qué eres exactamente eso. Pensarás que soy una perra, de esas que solo están puestas en tu vida para hacerte daño, por qué sí que te supe lastimar, tan torpe que soy, nunca fui buena en esta materia, pero era mi favorita, y tú como profesora me supiste poner en cintura, y al final me reprobaste Tal vez por eso el destino tiene otra mascara para la eternidad, y hace que cada momento sea eterno, como él que me besaras la espalda después de hacerme tuya por última vez. Pero también existe el olvido, que bien que le gusta amenizar los destellos de los demás, pero debes saber que cuidaré tu memoria de él por siempre, para que nunca toque el recuerdo de tus mejillas brillando y tu mirada sonrojada iluminándome a contraluz.
Y el Show debe continuar, mientras escondemos nuestra pasión y vemos el horizonte sin emoción alguna, tal vez por eso los músicos se disfrazan de doctores y los escritores viven en las novelas de otros, pero siempre que tu sepas el verdadero rostro de las cosas, tu verdadero rostro, y te mires en el espejo, eso es lo que desmonta todo y te hacer resaltar lo más exótico de ti sobre los demás, sin comparaciones, ni etiquetas, solo tú. Y en ese momento cuando encuentres a alguien que pueda leerte la mirada y saber lo que se esconde debajo, y te siga amando con todo eso, entonces serás afortunada, mientras tanto yo estaré fingiendo que no me importa más. Borrándote con otras miradas, y queriéndo desaparecer, desaparecer ante el mundo para ya no pensar que alguna vez te pude tomar entre mis brazos y sentirme infinita y tuya por el resto de mi vida.