El tiempo es una mentira de las estrellas,
entre el sueño y la vigilia contemplo nubes frías, tardes sin viento
y abrazos que intentan atrapar tu calor en el cielo oscuro de mi habitación.
Donde aguardan en secreto las cuatro de tus estaciones.
Surgen debajo de las estrellas las ocasionales constelaciones en tu piel.
Paraísos explosivos en el mar espumoso de tu cabello
como fragmentos de un continente que se derrite al abrir tu boca.
Y cuando te atrapo y no dejo que te rompas, siento la gloria ante tu peso.
Proscritas las estrellas, la mañana ocupa el cielo, las tardes tu silencio.
Se muda la noche en día por qué existes, existirás mañana femenina y total entre mis brazos
como dos mundos gemelos de una sola aurora, promesas in fragantim pongo mis ojos en blanco.
Tener algo indudablemente tuyo, maravillarte sin saber que hacer con ello, hermosa,
no puedes hacer nada más que amarla.
Ella que nada se lleva vuelve llena de todo y me sonríe con sus manos suaves.