domingo, 3 de marzo de 2013

Después de buscarte por tanto tiempo
sacándote a pasear con mis pensamientos
Siguiendo los caminos de hojas y las llamadas fallidas
le he perdido el rastro a tus lágrimas confundidas
a mi culpa engañada, burlada y sustituida
por una rabia sin nombre,  una desconocida,
y sin saber como ahora es a ella
a quién le sigo el rastro.

Le sigo el rastro a las peleas agotadoras
a tus reclamos sin acojo, a la indiferencia desvalorada,
a la humedad de tu dolor y a las grietas de mi piel.
Ahora duermo para no llorar por qué me da miedo
quedarme sin lágrimas y sin el brillo de mis pupilas.
Ahora trato de no pensar para no sentir como
el vació va reemplazando a la ausencia,
como me voy quedando sin ti, y tu sin mi.

Tal vez era mi inocencia y tu falta de culpa
las que debían tomar responsabilidades
de mi corazón en tan malas condiciones
y tú adentro de un mapa mirando hacia otro lado.
Me dejas sin derechos mínimos de poder amarte,
me eximo de respuestas y soluciones
mientras dices que soy puras justificaciones.
Yo ignoro lo irredimible y me aferro a tu esencia.

 a tus entrañas.