Que igual no sé la hora que es ni a que hora fue la última vez que probé bocado pero noto como cada gota de mi sangre palpita en mis sienes, empujan sollozos hasta mi boca y se desparraman en una miriada de lágrimas que soy lo bastante cobarde como para no vertir, por mi y por ti. Ni siquiera sé si es demasiado tarde, si me he perdido lo suficiente o si dentro de nada esto se convertirá en un “no es para tanto” pero no lo creo, tantas veces me dije que no renunciaría a ti por qué era imposible funcionar sin dejarme sentir, ahora mismo mi estómago opina lo contrario y mi cabeza vuelta al revés es incapaz de pensar en un después. Que quizá ( y probablemente) lo sé que todo esto sea culpa mía y me haya dejado arrastrar hacia el peor de los errores, lo que implica pagar las consecuencias de mis actos, tomar tanto dolor y desgarre.
Pensando mientras escuchaba al mar le vi sentido a todo menos a ti junto a mi, que igual, no sé, me ahogaba en tanto llanto y ya no tenía la opción de de respirar. Que se me han gastado todas las palabras de autoconsuelo de tanto repetirlas y de significar poco han pasado a significar nada. Y nado contra toda el agua salada agregándole tus lágrimas por aumentar la velocidad, lo que veía venir desde el principio. Y para no variar, he cambiado los frenos.
No voy a ponerme melodramática diciendo que aunque esto sea un punto y final claro y decisivo va a ser lo último que escriba sobre ti, porque bastante me golpea la hipocresía con mentirle a los demás para continuar mintiéndome a mi misma. Podría maldecir el momento en el que teniendo dos opciones no elegí salir corriendo como siempre, pero a diferencia de ti yo nunca la tuve, nunca pude más que rendirme a ti y aprovechar el tiempo, hasta que descubrí que ni toda la vida me alcanzaría que no me podía conformar con esto, que ambas merecíamos más, ahora suenas tan fría que te vuelves una gárgola y yo antes de caer en la locura de no encontrar tu alma adentro prefiero no hablarte más, ojala yo nunca me convierta en eso que no conoces, por qué siempre quise que conocieras todo de mi antes de que te fueras, así podría ir siempre contigo siendo yo por siempre, sin cambiar de estación eternamente en las tuyas.
Yo no quiero quedarme colgada de un "mañana veremos", ni volver a presentarme a las elecciones de tu boca para perder tu corazón. No me hace feliz el escaño de la incertidumbre. No cuentes conmigo cuando se te pase por la cabeza la idea de que lo importante es sentir mucho en lugar de querer bien. Tú no quieres eso.
…y sin embargo a veces fue tan bonito.