domingo, 14 de julio de 2013

Si alguna vez no hubieses existido,
si el calor de tus brazos no me hubiese
arropado como un látigo preciso.
Si en los días más oscuros
no hubiese tenido tu sonrisa.

Y no lo sé tal vez, no sé si me recuerdo
prisionera de un cuerpo o libre junto a él,
buscando salvación o incertidumbre
miserable y maldita, pero completa.