Ojala nunca hubiese aprendido a besar, callaría mucho mejor. Hay un infinito terror, escondido debajo de esa manía tan humana, de no querer darnos la razón mientras nos regalamos la culpa.
Tal vez sea tonta, pero todavía no distingo tus dedos del cielo. Que me dejen mirar, donde me dé la gana. El corazón no se rompe; se para. Aún así, no ando falta de emociones; corro, de todos para no decirles hola.
El amor se acaba cuando ya no son dos, cuando el alma se flagela pero los sentimientos quedan al igual que el vacío de lo perdido, entonces dejamos de hablar sobre el amor, y comenzamos a vivir el desamor. Ese que digo que es horrible y muchas veces prefiero ignorar. Y no sacarlo a la calle.
Y sólo le pido a los sentimientos
que me perdonen por dejarlos en casa, cuando voy a cualquier parte, en la que no estás tú.
Tengo un corazón tan grande que me es imposible llevarlo a todas partes. Por eso, en situaciones, los ignorantes dirían que no tengo.
Y sólo le pido a los sentimientos
que te perdonen cuando vas a cualquier sitio en el que no estoy yo.
Y se te olvidan.