martes, 26 de febrero de 2013

sin saber el final.

Mi Lírica romántica me decía que había tomado el mal hábito de querer comprarse un libro cada vez que entraba a una librería, así fuese solo un capricho literario, por suerte aquella vez encontró uno que siempre había querido leer, aunque aún no lo haya terminado de leer, se vuelven aburridos, pesados y toscos entre sus páginas, iba coleccionando lectura pesada en sus hombros; eso es lo que haces cuando un libro te engaña, te atrapa y no te muestra la salida, lo dejas y buscas encantarte con otra historia. Pues cada vez que yo entraba a una librería sentía que quería llevarme una manta, un vaso de nestea que nunca se me acabara y pasar la noche entera allí, que nunca se hiciera de día mientras hojeaba extasiada página por página. Muchas veces me engaño con un reconocido escritor, una bella portada, o una gran mentira con una buena coartada impresa en la parte de atrás de un libro, lo compro y termino decepcionándome. 
Mi Lírica romántica también me decía que yo era mentirosa, que le contaba muchas mentiras, una vez me tapo los ojos justo después de confesarle una mentira, una que me quemaba, me dijo mentirosa y me beso en los labios, ahora nos quemaba a las dos, y nos incendiamos esa noche, me quemaba por adentro y tuve sed de su placer hasta fundirme en su piel, nos rompimos el miedo y las ganas, me tapó los ojos pero no la boca, y allí estábamos, me dejaste la piel roja con destellos de tu alma en mi cuerpo. A veces debíamos mentir para hacer más llevadero los finales felices. Tal vez suene como la excusa de un mitómano, pero solo era la manera más sutil de soportar ese juego que tenían mis riñones de coleccionar agujas y clavárselas a mi intestino. No era buena mintiendo, pero en estos juegos del azar tus abrazos, tus sonrisas a labio cerrado, tu boca y mi boca eran algo que siempre quería ganar. Una historia bella que terminara con un beso tuyo, de esos mágicos que me regala tu boca, y me diera mil motivos para olvidar, olvidar las camas separadas, al tiempo quebrándonos y mis manos despidiéndose de tu cuerpo en caricias para luego volver, volver con el viento en pleno invierno, volver al sur, inundarme de tus besos, de tus gestos cálidos y de todo lo que me hace tuya. Recojer las hojas y volver a comenzar.

Pd. 
Mi lírica romántica también me ha dicho que me quiere para siempre con ella, ¿lo creen ustedes posible? yo, yo que soy fanática de los noches sin luna, esas en las que se me agrietan los labios al no poder besar su piel, y de los amaneceres con lágrimas secas en las mejillas, marcadas por una larga noche sin tener el placer de darme a sus brazos, por siempre con ella
Y nunca uso esto de Pd, !pero omg que estoy super feliz¡.