Encantabas mis ojos, fijos siempre en ti.
Encantabas mis manos, anhelosas de lunares.
Jugaste con mi cabello, mechones mojados.
Mil inundaciones, me llenaron de placer.
Me probaste los labios, Indagaste en mi cuerpo.
Dibujaste las huellas de tu silencio.
Esas mismas huellas que ahora me torturan.